miércoles, 10 de octubre de 2007

La adrenalina del incierto viaje

Todo comenzó en un lugar oscuro. Ellos no tenían noción del tiempo. Transitaban por un ambiente maravillosamente inocente y sin preocupaciones. Sus pensamientos eran ligeros como plumas, sin ataduras ni prioridades. Ellos creían que las prioridades son para los despistados, para aquellos que necesitan tener metas y que no pueden avanzar sin ver o percibir un final. La seguridad y el entendimiento acerca de lo que hacían o iban a hacer no eran factores relevantes.

Solo veían a lo lejos pequeños puntos resplandecientes de luz. Como estrellas. Pero se difumaban sin aviso alguno cuando sus espacios eran mas grandes. Sus movimientos se mostraban entorpecidos por la sensación no saber hacia donde se dirigían. El porvenir estaba infestado de azar e incertidumbre. Y la elección no fue de ellos. Nunca lo fue ni lo será. Preferían vivir así. La perspectiva que tenían de la vida no les permitía sentir nostalgias ni conservar recuerdos. Solo presentes. Solo incordiadas luces de incierta prosperidad. Sin premeditaciones. Sin ilusiones ni fracasos. Lo único en que pensaban era en avanzar. Solo andar con esa sensación de no saber cuáles eran sus destinos. Todas estas cosas formaban parte de sus pequeñas motivaciones.

Pero existía una motivación en especial. Era inquietante y sin prisa. Suele aparecer en pocos instantes de la vida. Sin embargo para ellos era como la esencia de sentir que se vive. Era normal. Ellos lo llamaban "adrenalina". Para ellos la vida era como un viaje. Era incierta. Incomprensible en algunos aspectos. Como en el amor y en el odio. Pero estas dos ultimas cualidades eran desconocidas para ellos. Los sentimientos no existían. Sin saberlo sus vidas estaban plasmadas de infinita adrenalina.

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